Rafael Gutiérrez,
Gerente de Administración y Finanzas.
En toda organización, independientemente de su tamaño, es imperativo establecer procesos internos para garantizar el éxito de la empresa. Estos procesos deben ser objeto de mejora continua con el fin de generar valor tanto dentro de la organización como en el ámbito de la relación con el cliente.
La visión tradicional para medir o cuantificar procesos a largo plazo puede verse comprometida en cualquier momento debido a factores legislativos, tributarios, emergencias sanitarias u otros elementos que pongan en riesgo la estabilidad de la industria, como la inflación. Esto nos lleva a cuestionar si los procesos actuales de cada empresa son suficientemente robustos para afrontar cualquier adversidad.
Los procesos internos son vitales para el funcionamiento de las empresas, requiriendo una sinergia eficiente entre las diversas áreas de la organización y alineación con las políticas establecidas. La eficiencia de un proceso se traduce en la optimización del uso de recursos y tiempo, culminando en una experiencia de calidad para los clientes y añadiendo valor a los productos o servicios ofrecidos. Por otro lado, la mala ejecución de un proceso puede derivar en la asignación innecesaria de recursos para resolver problemas, generando inconvenientes para los clientes y la organización.
Dentro de la variedad de procesos existentes, destaco la importancia de aquellos destinados a medir indicadores clave de rendimiento (KPIs), ya que son fundamentales para evaluar si se están cumpliendo metas, programas, expectativas y proyecciones. Sin embargo, es esencial reconocer la necesidad de adaptabilidad en estos procesos, dado que el entorno empresarial está en constante cambio y con tecnologías que nos pueden ayudar, como por ejemplo con la integración de Inteligencia Artificial a los procesos.
La actualización y revisión constante de los procesos empresariales, al menos de forma semestral, resulta fundamental. Esta práctica se revela como la clave para anticipar posibles escenarios futuros y poder brindar soluciones de manera oportuna a los desafíos que puedan surgir, tanto interna como externamente. La capacidad de adaptación y la flexibilidad en la gestión de procesos son esenciales para el éxito sostenible en un entorno empresarial dinámico.